Discúlpenme que hable de Tsipras

Aún no hay ni un esbozo de acuerdo. Así que todo lo que voy a escribir ahora, sumido en la vorágine de la actualidad, puede saltar por los aires. Será divertido comprobarlo el próximo lunes. En apenas tres días. Pero de momento, veo así las cosas con Grecia.

Para muchos griegos, el “no” en el referéndum ha sido una forma de protesta orgullosa, una exaltación que merece la pena vivir una vez en la vida. Todos hemos bebido alguna vez aun cuando sabemos que la resaca está a la vuelta de la esquina. Para muchos ciudadanos del resto de Europa esta batalla tenía también algo de personal. Convocando el referéndum, haciendo frente a Merkel, Schäuble y compañía, Tsipras se ha convertido ya en un héroe mítico.

A pesar de su derrota. Porque ha aceptado lo que él recomendó que rechazaran los griegos. Y un 61% le hicieron caso. A pesar de ello, sólo unos días más trade él ofrece prácticamente lo mismo a los acreedores añadiendo recortes y reformas.

Tsipras, está derrotado. Pero cuidado. Una cosa es perder ante fuerzas muy superiores en una batalla desigual… y otra ser humillado. Los griegos tomarían la afrenta como propia, y el desafecto a Europa, que a día de hoy no existe a pesar del rechazo a la austeridad, sería irreparable. Dentro y fuera de Grecia.

Alemania tiene motivos para estar enfadada con el gobierno de Tsipras sobre la forma en la que ha manejado las negociaciones. Sin embargo debe aprovechar esta oportunidad para reforzar su liderazgo. Puede… y debe. No es tan complicado permitirle al perdedor que conserve el honor. Con una solución a la reestructuración de la deuda por ejemplo. Poca o mucha, pero aconsejable.

Bastante va tener Syriza y el primer ministro griego para vivir con este acuerdo. Eso, si no dimite, que igual ha pensado en hacerlo tras cerrar el tercer rescate. Si se mantiene en el poder lo hará practicando algo que llevan a cabo los humanos desde el origen de los tiempos para justificar sus contradicciones y seguir viviendo con normalidad, la disonancia cognitiva. Syriza, y una parte importante de la sociedad griega se aplicarán la misma medicina.

Que lo hagan.

En pocos días, las primas de riesgo habrán vuelo al modo “recuperación”, las vacaciones de agosto nos permitirán descansar y a la vuelta, una vez aparcado el Grexit de nuestros quehaceres, nos centraremos en el Brexit. Cameron tiene la palabra.

Esta vez sí, esta vez he hablado de Tsipras. Hace unos días me negué a hacerlo en otra entrada en este mismo Blog porque necesitaba desintoxicarme de tanto trabajo. Reivindico el blog como un espacio para las pompas de jabón que vienen y van sin que rindan pleitesía a la actualidad.

Hoy ha sido posible hablar de Grecia. Las musas me han obligado a comentar algo de todo este vodevil.

 

 

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