Atenas y Moscú se hacen carantoñas

El nuevo Gobierno griego se deja querer por Moscú. Tras recibir al embajador ruso en Atenas horas después de tomar posesión, el primer ministro, Alexis Tsipras, ha aceptado la invitación del presidente Vladímir Putin, con el que este jueves conversó por teléfono, y viajará el próximo 9 de mayo a Moscú. La elección de la fecha —ese día se conmemora la victoria sobre los nazis— es todo menos casual.Putin es muy receptivo a la defensa que está haciendo Atenas de Moscú en Bruselas. Apenas dos días después de las elecciones, el gobierno griego criticó a la jefa de la Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, por emitir un anuncio en nombre de los jefes de Estado y de gobierno de la UE en el que advertía a Rusia sobre más sanciones por «apoyar a separatistas en el este de Ucrania». Atenas señaló que el anuncio fue hecho “sin tener el consentimiento de Grecia”.

Casualidad. En los siguientes días, el ministro de Relaciones Exteriores de Grecia, Nikos Kotzias, y el ministro de Defensa, Panos Kammenos, recibieron también invitaciones de sus homólogos rusos para visitar la capital rusa. Los estrechos lazos con Moscú de estos dos ministros son sobradamente conocidos.

La ministra de Defensa de Alemania, Ursula von Der Leyen, declaró este miércoles aquí en Bruselas, poco antes de una reunión en la OTAN, que Grecia está poniendo en riesgo su posición en la alianza debido a su acercamiento con Rusia. Nada menos.

Lo dijo el mismo dia que Wolfgang Schäuble, el misnistro de finanzas germano, le decía en Berlín al ministro de finanzas heleno, Yanis Varoufakis, que estaban de acuerdo en que no estaban de acuerdo. Aunque sonrieron, en ese desacuerdo puede jugarse Atenas la membresía al euro y la UE.

En el pasado, Syriza defendió la salida de Grecia de la OTAN. Hoy sabe que sería absurdo por muchos temas, pero sobre todo con el lío que tiene montado en Chipre porque dejaría a su rival, Turquía, el campo libre como fiel aliado atlántico.

Lo mismo le pasa con el euro. En realidad, como a todas las izquierdas radicales, a Syriza no el gusta ésta moneda única. Ni le gusta tampoco ésta Unión Europea. Pero el nuevo gobierno griego dice que no quiere abandonar ninguna de las dos. De momento los rescates de los países del euro mantienen a flote su país… y aún más… según las previsiones económicas publicadas este miércoles por la Comisión Europea…  ¡creciendo nada menos que un 2,5% este año y un 3,6% el que viene! Y eso con el actual programa de rescate, sin negociar uno nuevo. ¿Por qué querría Atenas abandonar la UE? En ese país hay demasiadas desheredados, la crisis les ha hecho mucho daño, la tragedia está a la orden del día. Pero ¿Qué ocurriría sin la ayuda europea?

Volviendo a las carantoñas con Moscú.

Quizás, una de las razones más básicas de la sintonía entre Syriza y Rusia sea que ambos juegan a sus respectivos nacionalismos. Pero ese es un debate sutil. Lo que está fuera de duda es que las tradicionales relaciones históricas, culturales y religiosas entre  “hermanos ortodoxos” pesan mucho, así como los intereses estratégicos y comerciales. La mayor parte de la producción agrícola griega se exporta hacia Rusia. También tienen equipamiento militar ruso y encargan repuestos regularmente. Grecia depende casi en un 60% del gas ruso y fiaba su independencia energética a la construcción del trazado alternativo, desde Turquía, gasoducto South Stream, cancelado por la crisis de Ucrania; Moscú, por su parte, aspiraba a concursar en el proceso de privatización de la red de ferrocarriles griegos y del puerto de Salónica, que ha quedado en suspenso.

Tsipras y Putin hablaron este jueves fundamentalmente de economía, y de la necesidad de incrementar los intercambios en turismo y energía. Las sanciones de la Unión Europea han representado un fuerte golpe a los exportadores griegos. Pero también hablaron del papel mediador que Grecia puede desempeñar ante la UE a la hora de “lograr la paz y la estabilidad en Ucrania”. Bloquear la adopción de nuevas sanciones, como hizo la semana pasada en Bruselas, es una forma de ponerlo en práctica.

El acercamiento del nuevo gobierno griego con Moscú en las últimas dos semanas ha encrespado los nervios en la Unión Europea. Atenas ha reiterado que no va a pedir ayuda a Rusia como hizo Chipre antes del corralito. Pero tiempo al tiempo. Puede que algún día se produzcan errores en cadena y no les quede otra opción. Llevan sólo unos días en el poder y ya han conseguido molestar mucho.

En cualquier caso, Syriza simpatiza con una Rusia nacionalista que planta cara a europeos y norteamericanos. A ellos también les gustaría plantar cara. Pero son más pequeños y necesitan a la OTAN y a la UE como agua de mayo.

 

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